VOCES DE LA COMUNIDAD EVANGÉLICA GLOBAL
Una nueva forma de peligroso liderazgo político está surgiendo en diferentes partes del mundo. Aunque esta no es la primera, y probablemente no será la última vez, la amenaza hoy de lo que puede llamarse el nuevo fascismo es real. Como una ideología caracterizada por políticas fundamentalistas, militaristas, nacionalistas y racistas, el fascismo amenaza especialmente al “otro”, ya sean personas pobres, oprimidas, o privadas de sus derechos –por las cuales Dios tiene una preocupación especial.
Como miembros de la comunidad evangélica mundial, las personas abajo firmantes nos sentimos obligadas por el Espíritu a llamar a la iglesia en todo el mundo, en primer lugar a nosotros mismos, a escuchar el claro llamado del Evangelio a una fidelidad bíblica radical en medio del nuevo fascismo y a renovar su compromiso de vivir la paz, la justicia, y la esperanza del reino de Dios en Jesucristo.
A pesar de que atestiguamos el surgimiento de esta forma peligrosa de liderazgo político en otras partes del mundo, emitimos esta declaración en torno a la inauguración de Donald J. Trump como Presidente de los Estados Unidos debido a la influencia global de esa nación. Somos plenamente conscientes de la ansiedad y el miedo causado en todo el mundo por las acciones, posiciones declaradas, y comentarios inflamatorios de política exterior del presidente electo.
Como seguidoras y seguidores de Jesús, también nos sentimos obligados a emitir este llamado porque nos perturba que muchos evangélicos auto-identificados en sus respectivos países contribuyeron en gran parte al nuevo fascismo por la forma en que votaron en una serie de referendos recientes (por ejemplo, Colombia, Reino Unido) y elecciones nacionales (por ejemplo, Filipinas, Estados Unidos). En el caso de los EE.UU., aunque reconocemos la complejidad del proceso político y la agonía de muchos sobre las opciones disponibles, lamentamos la reducción del Evangelio que dio lugar a una votación basada en un tema único. Ciertamente, en el caso de muchos evangélicos, su voto fue más en contra de otros candidatos que a favor de aquel al cual eligieron. No obstante, nos aflige el papel que jugaron los evangélicos en la elección de una persona cuyo carácter, valores y acciones son antagónicas al Evangelio. Por otra parte, consideramos inadmisible que algunos líderes evangélicos de alto perfil han retratado al Presidente electo como cristiano y profeta. No nos sorprende que muchas personas, especialmente de las generaciones más jóvenes, estén abandonando el mundo evangélico por completo.
Como miembros representativos de la comunidad evangélica mundial, nos unimos a quienes se oponen a la violencia, el racismo, la misoginia y la discriminación religiosa, sexual y política resistiendo el liderazgo de una persona cuya vida, obras y palabras han normalizado e incluso glorificado estas posturas. Nuestras voces representan solidaridad con ellos tanto en su dolor por los resultados de las elecciones como en su decisión de confrontar el poder en palabra y obra en estos tiempos inquietantes.
Como desafío al nuevo fascismo, llamamos a toda la iglesia a la fidelidad bíblica en:
- el tratamiento misericordioso y justo de las personas inmigrantes, refugiadas, extranjeras y de las minorías raciales y religiosas;
- el rechazo de todo tipo de cosificación de la mujer y comercialización del sexo;
- el cuidado responsable y justo de la creación de Dios, incluyendo el reconocimiento de la realidad y los peligros del cambio climático;
- el compromiso con la paz mundial frente a la industria de la guerra, la retórica y la acción militar;
- la búsqueda valiente y sacrificada del bienestar de los pobres, los marginados, las personas con discapacidad y otros grupos vulnerables como los niños y los jóvenes.
Finalmente, apelamos al presidente entrante de los Estados Unidos y a su administración en el poder del Evangelio, advirtiéndoles que Dios responsabiliza a cada nación, cada líder y cada individuo respecto a su manera de actuar para con los pobres y los oprimidos. Y animamos a todo el pueblo de Dios a orar por los Estados Unidos y sus líderes, en aras del bienestar no sólo de los ciudadanos de los Estados Unidos, sino de todas las personas en todo el mundo.
Firmado:
Femi B. Adeleye, Institute for Christian Impact (ICI) and Langham Preaching, Ghana*
María Alejandra Andrade V., Tearfund UK, Ecuador/UK*
René August, The Warehouse, South Africa*
Gillian Mary Bediako, Akrofi-Christaller Institute of Theology, Mission and Culture, Ghana*
Paul Bendor-Samuel, Oxford Centre for Mission Studies, United Kingdom*
Rachel Beveridge, Christian Reformed World Missions, El Salvador/USA*
Seblewengel Daniel, Ethiopian Kale Heywet Church, Ethiopian Graduate School of Theology, INFEMIT, Ethiopia*
Corrie De Boer, Mission Ministries Philippines, Inc, Philippines*
Samuel Escobar
Sheryl Haw, Micah Global, United Kingdom*
Munther Isaac, Bethlehem Bible College and Christ at the Checkpoint Conference, Palestine*
Amanda Kaminski, INFEMIT, USA*
Kanthamanee Ladaphongphatthana, Mahidol University, Thailand*
Terry Le Blanc, NAIITS, An Indigenous Learning Community, Canada*
Gregory Leffel, INFEMIT, USA*
David S. Lim, Asian School of Development & Crosscultural Studies (ASDECS), Philippines
David Nacho, CETI, Bolivia-Canada*
Las Newman, Lausanne, Jamaica*
Zac Niringiye, Bishop in the Church of Uganda, Uganda*
Ruth Padilla DeBorst, INFEMIT and Comunidad de Estudios Teológicos Interdisciplinarios, Costa Rica*
René Padilla, Kairos Foundation, Argentina*
Melba Padilla Maggay, Institute for Studies in Asian Church and Culture, Philippines*
B. Y. Quarshie, INFEMIT and Akrofi-Christaller Institute, Ghana*
Vinoth Ramachandra, International Fellowship of Evangelical Students, Sri Lanka*
Lindy Scott, Whitworth University, USA*
Ronald J. Sider, Palmer Seminary at Eastern University, USA*
Craig Stewart, The Warehouse, South Africa*
Al Tizon, North Park Theological Seminary and INFEMIT, USA*
Marcelo Vargas, Bolivia
Robin Wainwright, INFEMIT, USA*
*Títulos y organizaciones están incluidos para identificación y no reflejan necesariamente la posición de las instituciones.
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